Néstor Jerez, Eva Caliscaya y Walter Condorí son los huelguistas, formaron parte del contingente de las comunidades originarias que arribaron a Buenos Aires el 1 de agosto pasado con el Tercer Malón de la Paz. Decidieron encadenarse e iniciar esta medida extrema como forma de buscar una respuesta al reclamo que ya lleva dos meses.
Con su salud en franco deterioro, denuncian que el servicio de emergencia de SAME se niega a brindarles atención. En el contexto de una provincia que aún vive las secuelas de la convulsión social que generó la resistencia a la reforma pretendida por Morales, el grueso del Malón acampa estoico en plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales y lleva delante acciones que visibilicen sus demandas.
El reclamo al Congreso de la Nación es para que trate algunas de las iniciativas legislativas ya presentadas de intervención federal de la provincia de Jujuy, junto a otras leyes como la que sancione la propiedad comunitaria de los territorios de las comunidades originarias, ya que muchas aún carecen de títulos de propiedad de sus tierras.
La Corte Suprema tampoco ha dado respuestas a las comunidades jujeñas, pese a que un dictamen del Procurador General de la Nación indicó que debe tramitarse ante la propia Corte.
El Malón está integrado por cientos de líderes y referentes de las comunidades originarias de Jujuy y es uno de los emergentes organizativos surgidos tras la rebelión popular contra la reforma de la constitución jujeña impulsada por el gobernador radical Gerardo Morales que, según denuncian, es una nueva amenaza de profundizar el extractivismo y la expoliación de los bienes comunes.
La Central, junto a la Multisectorial en Solidaridad con el Pueblo de Jujuy, integrado por un amplio abanico de organizaciones sociales, sindicales, políticas y personalidades, acompaña las acciones del Malón y brinda soporte a sus iniciativas.