Se desarrolló este sábado en la sede de San Lorenzo 1879 la primera jornada de este encuentro organizado por ATE Rosario, el SOEAR, la Fundación Rosa Luxemburgo y otras entidades. El domingo, en tanto, el escenario de debate se trasladará a la sede de los aceiteros de García Velloso 791.
La primera actividad fue un panel de trabajadoras que brindaron su perspectiva sobre las realidades y desafíos de mujeres y diversidades en el ámbito sindical. Por la tarde, se despliegan con amplia participación y alegría en las mesas de trabajo colectivas.
“Superó nuestras expectativas, triplicamos la cantidad de compañeras que se sumaron a este encuentro. Es importante este accionar de los sindicatos con proyección a toda Latinoamérica para construir con las distintas miradas”, expresó conmovida la secretaria General de ATE Rosario, Lorena Almirón.

Contra el techo de cristal y el piso pegajoso
En el primer panel se multiplicaron las voces con una riqueza enorme de experiencias. Almirón dirige actualmente una de las seccionales más grandes del país del sindicato estatal, con más de diez mil afiliades en la seccional Rosario, de les cuales el 60% son mujeres.
“Es importante que la perspectiva de género sea transversal a todo el sindicato, tenemos la decisión política de apostar al feminismo transformador horizontal que debe atravesar cada rincón de nuestra organización sindical y de los lugares de trabajo. Pero también debe orientarse a incidir en las políticas públicas, como pasó en Santa Fe con la Ley Micaela y la actual apuesta a que se sancione la Ley Vanesa (de formación en género y protección a agentes estatales e infancias que denuncien violencias respectivamente)”, aseguró. La perspectiva estratégica es lograr espacios laborales igualitarios y libres de violencias.
Gabriela Segovia es delegada, integrante de la Dirección del Sindicato de la Administración Nacional de Usinas y Transmisiones Eléctricas (AUTE) y de la Comisión de Género y Equidad de AUTE (AUTE-Uruguay). Se trata del sector de la empresa de energía eléctrica estatal de Uruguay que hoy tiene la plantilla más baja de trabajadoras y trabajadores en su historia: 5900 personas tras recortes y política de tercerizaciones. En este sector masculinizado, hay 3000 afiliades a dicha entidad.
Con la mira puesta en lograr mayor participación de compañeras, Segovia apuntó que “la idea es intercambiar con compañeras, ver otras realidades, el feminismo lo tenemos que construir entre todas. Para que el techo de cristal y el suelo pegajoso que tenemos actualmente disminuya y eso tenemos que hacerlo en conjunto”. Comentó que en su país se debate la derogación de artículos constitucionales que puede afectar fuertemente a las mujeres y disidencias.
Laura Mehring, Secretaria General del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Rafaela y Esperanza e integrante de la Federación Aceitera, viene de un ámbito integrado en un 90% por hombres. Las pocas mujeres que se desempeñan en aceiteras y desmotadoras se dedican al sector mantenimiento (limpieza) y administración. Aunque, en Rosario, hay una compañera mecánica, lo que fue un logro importante.
“Venimos de un encuentro en Buenos Aires el año pasado donde se planteó éste de Rosario. Es muy importante tener una visión de qué pasa con las mujeres en los sindicatos en otros países y también llevarles experiencias a otras compañeras que están en lucha”, consideró.

“Partimos de la base del feminismo transfronterizo e internacional donde las luchas feministas se nutren, retroalimentan y potencian. Sentimos muy nuestra la lucha feminista argentina, aprendimos mucho de su lucha”, valoró. Y conceptualizó: “el trabajo funda la sociedad, el capitalismo patriarcal es un problema para nosotras porque no nos quiere resolver los problemas que nos pone y hay estrategias que deben ser transfronterizas porque el capital es trasnacional también”.

Desafíos
Hay muchos y variados puntos para abordar desde una perspectiva feminista en sindicatos y agrupaciones de base. Las disertantes apuntaron no sólo a la mayor participación de las mujeres en la conformación y espacios de decisión. Para ello, es importante también ampliar las tareas para las que son contratadas, pues en ámbitos masculinizados no sólo es difícil llegar sino mantenerse (muchas los abandonan por los maltratos). En esa línea, tender herramientas para luchar contra el acoso laboral es central.
Abordar la perspectiva de la discapacidad, las cuestiones de democracia paritaria, igualdad salarial, el reconocimiento de trabajos remunerados y no remunerados, el rol social central de las tareas de cuidados, la flexibilización laboral, la enorme crisis migratoria en algunos territorios, son sólo puntas de un ovillo de municiones simbólicas que apuntan al corazón mismo de un sistema estructuralmente injusto, para transformarlo. Por eso el compartir espacios de debate y síntesis se torna vital. Y vaya si lo es con el crecimiento cotidiano de la expresión máxima de la violencia patriarcal: los femicidios y travesticidios.

Jimena Frankel, del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma concluyó con precisión: “Hacer estas síntesis teóricas nos permiten avanzar en el análisis de cómo se manifiestan las violencias en los lugares de trabajo y en las estructuras sindicales, para acumular, sistematizar y entender mejor nuestra realidad y poder accionar de forma más potente”.
Equipo de Comunicación ATE Rosario