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Los días del orgullo: Cuando ser te convierte en disidente

por Oscar Vallejos

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El próximo 4 de noviembre será la Marcha del Orgullo en Buenos Aires. Nos preparamos con mi compañero para marchar y la invitaré a mi hija y a mi hermana y a mis sobris que están acá a que marchemos juntxs y con este texto les invito a ustedes

Tanto hemos aprendido de nosotrxs mismxs, tanto aprendí de mí, a partir de ese lexicón político que fuimos construyendo a lo largo de estos cuarenta años de democracia. Lohana Berkins planteaba que más importante que lo que cuentan de nosotrxs es lo que nosotrxs nos contamos a nosotrxs mismxs.

El término Orgullo es el principal en este gran acto político. Orguĺlo habilita a que nos contemos, nos narremos, en esa clave: orgullo de mí; pero qué clase de descripción se abre de mí (de nosotrxs): frente a la vergüenza, el orgullo. Mi compañero me dijo en el viaje de Santa Fe a Buenos Aires: yo quería decir siempre que era homosexual. Yo no; decía que quería construirme como otra cosa: un intelectual, un investigador, etéctera, etcétera. Mascaradas. Al closet y a la cárcel no volvemos nunca más.

Contarme o contarnos desde el orgullo nos visibiliza en esa zona más íntima: nuestros mundos cotidianos en la que están el amor, el deseo, la sexualidad, la ternura y también nuestras microrespuestas al avergonzamiento al que hemos sido o somos sometidos. Como recuerda Malba Solis, siempre está en juego nuestra existencia o nuestro derecho a existir y no sólo el cómo existir. El orgullo marca que en ese cotidiano inventarse o experimentar(se) – hacer y deshacer una posibilidad cierta de ser o de existir – hay una potencia para transformar lo colectivo, lo social, en aquello que queremos: para que sea como lo queremos, decía una de las consignas durante los días de la marea verde. Pero queremos que sea bueno para todxs; porque hemos recibido odio u odios y no queremos una sociedad que lo desate y lo aliente.

El orgullo no puede ser la apertura a ser como quienes nos violentan. El orgullo ofrece una clave política para este tiempo: no permitamos que el odio florezca en nuestros jardines. Esas vidas, nuestras vidas, disidentes deben ser protegidas para que florezcan sin miedos. Las figuras del jardín y del florecer nos invitan a mirar las múltiples formas del cuidado y de la protección. El orgullo es por ello una invitación a contarnos en una clave colectiva.

El 4 de noviembre se marcha, el 4 de noviembre marchemos.

Oscar Vallejos: Secretario de Formación de la CTA Autónoma. Secretario Adjunto de CONADU Histórica.

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