Hace 25 años nuestra joven CTA, a través de su Instituto de Estudios y Formación, ponía en marcha los Encuentros por un Nuevo Pensamiento, una estrategia de construcción política situado en el terreno del pensamiento, que buscaba hacer frente a la oleada neoliberal del Consenso de Washington, que dio lugar a la caída del Muro y la crisis de los socialismos reales.
Eran tiempos del Fin de la Historia, del Fin del Trabajo y del Fin de las Ideologías. El capitalismo en su fase neoliberal de retirada del Estado se imponía como el único criterio posible para organizar nuestras sociedades, al precio de una exclusión inaudita para los sectores populares.
En ese desierto fuimos audaces al lanzar la autoconvocatoria de los Encuentros por el Nuevo Pensamiento. Afirmados en una verdad que se pretendía ocultar, esa que niega la separación entre el pensamiento y la acción, sabíamos que en cada una de las vastas experiencias de resistencia al modelo neoliberal en que nuestra Argentina era pródiga (la Marcha Federal, la experiencia de las Madres, Abuelas e Hijos, las marchas contra la impunidad, la experiencia de Memoria Activa y también nuestra propia CTA) anidaba en potencia, y a veces no del todo explícita, un pensamiento de carácter emancipador.
Sabíamos, ayer y hoy, que no hay acción que no se entrame en un pensamiento, ni pensamiento que no se inscriba en una acción. Desde esta perspectiva nos propusimos juntar en un ámbito de carácter permanente a las distintas experiencias del campo popular que tuvieran el deseo de plasmar su voz en el encuentro de lo plurinacional y la emancipación de los encuentros por un nuevo pensamiento que diagramamos en base a un eje central que organizaba el debate durante todo el año, para finalmente ponerlos en común en un gran encuentro, que pueda presentar el trabajo realizado y a la vez relanzar el Encuentro en los años sucesivos.
Esa fue la dinámica del Primer Encuentro, donde se discutió el “Trabajo y la Política en el Fin de Siglo”; de este encuentro salió la consigna del Segundo que fue “Democracia, Estado y Desigualdad”, y de este emergió el del Tercer Encuentro “Movimientos Sociales y Representación Política”. La vinculación entre el pensamiento y la acción se hizo presente en cada Encuentro. Del primero, nuestra CTA sacó la propuesta del Shock Distributivo con eje en el Seguro de Empleo y Formación; en el Segundo se fortaleció la idea de llevar a un mecanismo de participación directa la propuesta vía la Consulta Popular que realizamos en las vísperas del estallido del 19 y 20 de diciembre del 2001, donde el “que se vayan todos” que gritó nuestro pueblo era un eco de los 25 años de los encuentros por un nuevo pensamiento que en ese año debatíamos en términos de crisis de representación política.
25 años después, nada ha sido en vano. Múltiples expresiones de luchas emancipatorias han recorrido no sólo nuestro país, sino todo el continente. Derrumbado el Consenso de Washington, la emergencia de movimientos sociales pujantes logró modificar el mapa de representación política en toda nuestra América Latina, que se tiñó de gobiernos progresistas con amplio anclaje social en el inicio del nuevo siglo. Experiencias no exentas de contradicciones, retrocesos, repliegues y nuevos intentos de alumbrar un continente emancipado es lo que de alguna manera hemos protagonizado a lo largo de estos 25 años de historia.
Sin lugar a dudas uno de los puntos más altos en la conformación de un pensamiento y una acción de neto corte emancipador se vivió en nuestro hermano pueblo Boliviano, que con sus organizaciones y referentes nos enseñaron un nuevo tipo de pensamiento emancipador, aquel que se conjuga con lo Plurinacional. La visita del compañero Evo Morales, expresión viva de un pensamiento y una acción de carácter emancipador, es la mejor manera de conmemorar esos 25 años de los Encuentros por un Nuevo Pensamiento, que hoy, como ayer, nos sigue interpelando para gestar las condiciones de construcción de una sociedad con mayores grados de igualdad, justicia y solidaridad, o en términos que hemos aprendido a balbucear, una sociedad del BUEN VIVIR.