UETTel viene luchando contra la flexibilización laboral hace muchos años. En lo que hace a las telecomunicaciones entendemos mucho de lo que estamos hablando. Casualmente el rubro telefónico tercerizado está mal encuadrado, ya que se rige actualmente bajo la 22250, que es el sindicato de la UOCRA, utilizado fraudulentamente tanto por Movistar como por Telecom y a través de la cual engloban a todos los trabajadores del sector telefonía, ya sea de obra como de telefonía pública.
Este tipo de encuadres siempre son a la baja. Por eso desde nuestra organización venimos peleando durante años y hoy más que nunca, porque entendemos que todo trabajador tercerizado tiene que entrar dentro el convenio de las telecomunicaciones. Es decir que vamos a contramano de la defensa de los trabajadores, dentro de un contexto con plena flexibilización laboral, porque obviamente ante un convenio de la construcción decorado que solo busca asegurar una tendencia a la baja, para menos salarios o despidos encubiertos, bajo una modalidad de contratación informal en la que un trabajador puede ser depreciado cuando la empresa decida, simplemente presentando un final de obra impostado e inadmisible desde toda lógica laboral existente.
La realidad es que venimos viendo hace muchos años que la tecnología apunta a reemplazar lo entendido como mano de obra categorizada, en búsqueda permanente de reemplazar el recurso humano establecido por un avance tecnológico inevitable. Nosotros no estamos en contra de ello, sino que planteamos la discusión en defensa de la clase trabajadora. En otras palabras, que la tecnología incluya a nuestros compañeros y compañeras al manejo de la misma. Porque así como se eliminaron los puestos de trabajo relacionados con las áreas comerciales, reemplazando el contacto personal por uno impersonal, acostumbrando a la gente a interactuar o insultar a una máquina programada, la intención amenaza con avanzar en ese sentido.
La realidad es que como organización sindical hemos defendido los puestos de trabajo ante todo este tipo de atropellos, que demanda no solo de una organización sindical, sino que es un llamado a todos los frentes en defensa del empleo formal establecido, para poner un freno frente a esta tendencia que amenaza y preocupa, sin ningún otro interés manifiesto que el de arrasar en perjuicio de los derechos bien ganados a través de la lucha histórica desde la clase trabajadora.
Nos vienen a plantar una reforma laboral comparándonos con EEUU. Y nosotros no tenemos nada que ver con ello. Nosotros no somos Europa tampoco, porque partimos de la base de exigir y defender las fuentes laborales y el trabajo formal para todos los argentinos.
La reforma puede ser tema de agenda, pero diferenciando las pymes y pequeños productores de los grandes grupos de poder concentrado, los cuales se muestran siempre en busca de un beneficio económico desigual, a costa de la exclusión o desaparición del resto. Por eso vamos a pelear con el cuchillo entre los dientes para que los derechos de los y las trabajadoras mantengan y refuercen sus garantías ante la prepotencia de una derecha descarnada. No habrá reforma posible, que pueda ir en contra o se transforme en una amenaza para el perjuicio de la clase trabajadora.
Es necesario militar mucho para contrarrestar el discurso mayoritario de una fórmula que ya ha demostrado con creces un desinterés y un perjuicio estadístico que siempre va en contra del bienestar de los trabajadores y en beneficio de sus ya demostrados intereses económicos. Repito: no habrá reforma alguna, si ésta perjudica o va a contramano de los derechos ganados en defensa del bienestar y estabilidad de nuestros trabajadores.