Nos seguimos enamorando y volvemos a nuestros territorios a seguir sembrando de ilusiones, de pasiones para que nuestras militancias sigan brotando. Brotes de ternura, de amorosidad, de vital rebeldía.
Porque elegimos esta central para defender también ese derecho: ¡a rebelarnos!
Un congreso al que llegamos con mandato de nuestras compañeras y compañeres: Es con nosotras, es con nosotres.
Pero no es que llegamos ahora a nuestra Central. Siempre estuvimos poniendo el pecho, las manos, el hombro a nuestras luchas. No siempre pudieron vernos.
Nos queda mucho camino por andar. Pero estamos convencidas que es por acá, es fortaleciendo nuestra Central, es abriendo aún más, ensanchando las puertas y los espacios para quienes hoy desde los territorios están/estamos disputándole pibes, pibas, hermanas a la muerte, al hambre, a las violencias, a las balas policiales, pobres a las cárceles de la miseria. Si miramos bien miles de mujeres acuerpadas como madres, hermanas, compañeras, trabajadoras estamos en esas batallas.
Vamos por el rescate de esas compañeras y compañeres que en estos 25 años aún no les pudimos ver, nombrar, homenajear. Haciendo memoria de nuestras luchas, que son muchas y en todos los frentes.
Si algo venimos haciendo las mujeres y las diversidades es revolver en la historia para rescatarles, rescatarnos de ese olvido milenario al que fuimos condenas desde siempre.
¿No estábamos las mujeres?¿Dónde estábamos las mujeres? Dónde? Por qué estamos ausentes de las reseñas históricas, de los homenajes, las placas. Incomoda la pregunta. Más nos incomoda que no nos hayan visto. Que sigan sin vernos.
Pero «Ahora que sí nos ven es consigna, y que la potenciamos con «Ahora que estamos juntas». Y ahora que es hermoso abrazar la causa feminista, cada vez que sintamos que no nos están viendo habrá una compañera como Graciela Franzen que escribirá un cartel, que levantara la voz y con ella miles de nosotres.
Graciela Franzen es Secretaria de Derechos Humanos de la CTAA Misiones. Sobreviviente de la última dictadura cívico-militar. Obligada a exiliarse en 1978 decidió volver al país con la Contraofrensiva Montonera, “No me podía quedar tan lejos mientras en el país había compañerxs detenidxs, desaparecidxs, mientras el pueblo estaba resistiendo”.
Sobrevivió a la contraofensiva y pudo llegar hasta Brasil donde debió esperar hasta el regreso de la democracia.
En enero de 1984 volvió al país, lo primero que hizo fue denunciar ante la justicia misionera los crímenes de la dictadura, exigir la aparición con vida de los desaparecidxs y la libertad de presxs políticos. Impulsora, testigo de los Juicios de lesa humanidad en toda nuestra región.
Graciela es “nuestra compañera de todas las luchas”, presente en cada uno de los momentos más significativos de nuestras luchas hoy. Es una de las históricas de nuestra central.
Porque el olvido también está poblado de silencios. Y «ya no tendrán la comodidad de nuestro silencio».
Una Central Feminista como la que estamos construyendo es un ir y venir por nuestra historia, es un reescribir las veces que sean necesarias, es mirar y volver a mirar para que también allí nos encuentren: porque siempre estamos.
Siempre fue con nosotras, con nosotres.
Pero no siempre se notó. Vamos por más CTAA. Es con todos, todas, todes. Siempre.
*Nota al pie: La nota de Alicia Rivas es un aporte al debate colectivo compartido a través de la Secretaría de Género de la CTA Autónoma.