Desde el inicio del ASPO la conflictividad laboral fue incrementando su intensidad al tiempo que los problemas de los y las trabajadoras se fueron agravando. Si en un comienzo las acciones giraron en torno a medidas de baja intensidad, como denuncias y acciones comunicacionales, poco a poco, frente a los incumplimientos patronales empezaron a proliferar paros, acampes, protestas, movilizaciones y piquetes. Asimismo, a las demandas por medidas de protección de la salud y para enfrentar despidos o descuentos salariales se sumaron, en los últimos meses, los pedidos de recomposición salarial.
Estos conflictos ocurren en un marco donde la posibilidad de realizar acciones se encuentra limitada por distintos factores. Por un lado, las posibles sanciones de empleadores en un contexto de abrupta caída en los puestos de trabajo sumadas a acciones represivas que si bien no han sido generalizadas tampoco han estado ausentes. En segundo lugar, la dificultad de realizar acciones sindicales por los riesgos de potenciales contagios que surgen de aglutinar a varies trabajadores en un mismo espacio. Finalmente, la disgregación que provoca la situación de teletrabajo en distintos sectores y les trabajadores que se encuentran licenciados por ser personas de riesgo.
Aun así, las instancias de organización y resistencia de los trabajadores y sus organizaciones sindicales han estado presentes a lo largo del año. Algunas de ellas son sistematizadas en este informe, producto de un relevamiento de medios de prensa sindical de marzo a septiembre.