El tercer y último día del Seminario “El Estado que necesitamos para salir de las pandemias: Un Estado democrático y popular es posible” inició esta mañana con el panel “Estado, trabajo y políticas públicas”, moderado por Pablo Spataro, Secretario General de la CTA-A Capital, y Graciela Iturraspe.
Al dar la bienvenida, la diputada nacional (MC) y dirigente de Unidad Popular enfatizó en que el objetivo del seminario y de la organización no es discutir derechos mínimos, como ocurría durante el macrismo. “Queremos discutir el derecho a vida plena, el buen vivir, del que ya hablan la Constitución de Ecuador o la de Bolivia; tenemos esa aspiración también para nuestro país”, subrayó.
El primer orador fue Juan Carlos Alderete, diputado nacional PTP CCC (Frente de Todos), quien valoró el aporte de las y los trabajadores al debate sobre políticas públicas, pese a que muchas veces no son escuchados, incluso desde el mismo espacio político.
“Los trabajadores estamos enojados porque la estamos pasando mal y el Gobierno tiene que decidir si va ponerle plata a los trabajadores, a los jubilados, a los que no tienen, para que se impulse el mercado interno, las PYMES, para producir trabajo genuino”, dijo al referirse a los planteos de las clases populares.
Alderete también habló de la necesidad de discutir “cuestiones estratégicas” para que dejen de imperar los “parches”. Puso como ejemplo el proyecto de industrialización del litio en territorio de origen o el anteproyecto de ley de Tierra, Techo y Trabajo, que impulsa en el Conreso y que ya cuenta con la firma de 38 diputados. Alderete señaló que puede generar un millón y medio de puestos de trabajo de forma directa y otros tantos indirectamente.

Para cerrar, remarcó la importancia de fortalecer el movimiento popular para respaldar estas iniciativas. “El inicio de la nueva etapa tiene que ser con objetivos muy claros y en unidad”, afirmó.
A continuación, Oscar Trotta, médico pediatra, miembro del Consejo Directivo del Hospital Garrahan, coincidió en la necesidad de “construir una visión estratégica política de que creemos deber ser políticas sociales en Argentina”.
En ese marco, y luego de destacar cómo durante la pandemia el Gobierno se dedicó a expandir el sistema de salud en Argentina, se refirió a la estrecha relación entre los modelos políticos y económicos con los indicadores de salud. En particular advirtió sobre el “impacto devastador” que tienen sobre estos los condicionamientos que pone el Fondo Monetario Internacional.
Los países que los aceptan registran aumento de la mortalidad por distintos motivos, degradación de los indicadores de salud de enfermedades infecto-contagiosas, de enfermedades cardio-vasculares, entre otras, señaló.
También puso como ejemplo la Ciudad de Buenos Aires, donde gobierna el PRO e imperan las políticas neoliberales, y donde, entre otras problemáticas, la mortalidad infantil en el cordón sur de la Ciudad duplica el del cordón norte.

Daniel Godoy, director IDEP Salud y del IEF CTA-A, le dio continuidad al debate sobre salud tomando “el desafío narrativo de este seminario”, respecto a que “no solo tenemos un problema sanitario en el mundo, sino que hay otros como la inequidad, la injusticia, la pobreza, el hambre, la falta de trabajo”.
Como primer punto, el dirigente reivindicó la postura sanitaria que ATE ha construido históricamente, con referentes clave como Carlos Casinelli, Pelusa Carrica, Silvia León, y que ya es parte de una identidad: la de una “visión socio-sanitaria”.
Otro aporte, agregó, es “imaginar el sistema de salud que necesitamos”. En ese sentido, “hablar de sistema integral versus sistema actual queda chico. El sistema actual reproduce desigualdad y hay que recuperar la eficacia, que no es eficacia biológica sino social”. Entre los temas a resolver, destacó el tema del acceso -donde rescató al sistema cubano, de carácter extra-hospitalario, con figuras como las de promotores de salud comunitarios-, el de la soberanía sanitaria -que se puso en evidencia en la pandemia-, y por último, la “democratizacion del sistema de salud”. “Que sea una cuestión de expertos está perimido”, dijo para cerrar.
Por su parte, Ana Rameri, coordinadora del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas de la CTA-A, partió de la consigna del panel para plantear tres preguntas clave: sobre las nuevas nuevas formas de trabajo, sobre la mediación del Estado y sobre las políticas sociales que necesitamos.
Con esos disparadores hizo un análisis del contexto actual caracterizado por la mutación y multiplicación de formas de trabajo, que no son reconocidas pero que producen riqueza. Puso entre los casos paradigmáticos el trabajo de cuidado, cuestión que visibilizó el feminismo y que se hizo evidente en la pandemia.
En paralelo, se refirió a la mutación de las formas de captura de valor -con por ejemplo, el alto endeudamiento popular o el extractivismo de datos digitales-, y a un Estado que no reacciona ante ese nuevo escenario, en el que “la pobreza ya no tiene que ver con la falta de trabajo”.

Ante esto, planteó “¿Qué hacer?” “La política social tiene un papel clave en la medida que podamos dar un giro de sentido, y dejar de pensar que es solo asistencia social”, afirmó. Como propuesta concreta se refirió a la implementación de un piso de ingreso Ingreso Básico Universal”, para reconocer las nuevas formas de trabajo y disputar la distribución de las riquezas”, destacó Rameri.
Omar Giuliani, Secretario General de la FENAT-CTAA afirmó que “discutir sobre políticas públicas es lucha de clases”. Porque “es claro que nos quieren dejar discutir la pobreza, los planes sociales que rondaran el 2% del PBI”. En ese marcó, añadió: “Uno no puede creer que mientras hay compañeros como los de la UST que recuperaron la vida digna en los barrios hay gente de la social-democracia de este capital financiero con la que todavía tenemos que discutir si implementamos un 3% para un Salario Básico Universal”.
“Tenemos que dar y profundizar esa discusión. Porque discutir políticas publicas es discutir derechos humanos”, enfatizó.
El cierre del panel estuvo a cargo de Claudia Baigorria, Secretaria General Adjunta de la CTA Autónoma. La dirigente señaló que la pandemia dejó al desnudo como nada y como nadie “dónde están las brechas, quiénes son las víctimas, qué pasa cuando hay un Estado corporativo como durante el Gobierno de Macri, o cuando hay un Estado que tiene que hacer lo que tiene que hacer”, es un contexto propicio para el debate.
“Estamos en un momento inmejorable para decir no volvemos atrás y para ayudar a un gobierno popular para que gobierne para las, los y les trabajadores, porque como dijoeron Omar y Ana, en la disputa de clase siguen estando los mismos, y los pobres cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos”. “El desafío”, apuntó, “es entonces esa brecha que sigue siendo obscena”.

En ese camino, concluyó, «la memoria es un arma estratégica”. Y recuperando luchas históricas de ATE y la CTA-A, reinvindicó la “coherencia histórica”, y afirmó que “el tema es saber cómo caminar: tener esa perspectiva y ver que el accionar sea coherente”.
Al cerrar el panel, Pablo Spataro celebró que 1200 compañeros y compañeras, entre esta presencialidad cuidada y las plataformas virtuales, ya participaron del debate colectivo.
“Estamos muy orgullosos de esta organización y de nuestras organizaciones, porque luchamos, debatimos y tenemos capacidad de encontrarnos, emocionarnos y construir una agenda de las y los trabajadores”, concluyó.